domingo, 30 de agosto de 2015

Semana Santa de Álora (De la web cofrades Gamarra)

En el interior de la provincia, a medio caballo entre el alto y medio Guadalhorce, encontramos una de las celebraciones de la Semana Santa más arraigadas.
Es Álora, cuna del imaginero José Navas-Parejo, uno de los pueblos con mayor tradición cofrade, como así lo atestiguan la antigüedad de la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Las Torres y la Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de María Santísima de los Dolores Coronada y Soledad.
Es justo con esta hermandad, la de Dolores, conocida también como la Hermandad de la Virgen,  con la que tenemos la primera cita: En la tarde-noche del Viernes de Dolores, tiene lugar el traslado claustral de María Santísima de los Dolores Coronada, desde los pies de su altar, hasta su trono, donde manto y palio están a la espera de recibirla. Este traslado, tiene un sabor especial, entre los cánticos de los Siete Dolores, en un pequeño trono de Navas, avanza la dolorosa del XVII en la fastuosa intimidad del magnificente templo parroquial de Álora, templo al que antaño el Cardenal Herrera Oria, llamase ‘mi pequeña Catedral’.
En la jornada del Domingo de Ramos, en la que no hace tanto tiempo solo salía un trono a la calle, hoy día ya son tres las Hermandades que hacen Estación de Penitencia: Es la primera de ellas la de la Pollinica, que, saliendo desde la Parroquia de la Encarnación, recorre las calles de Álora entre palmas. Ya en la tarde, el Cristo de la Columna, de la Archicofradía de Las Torres, sale desde una de las puertas laterales de la Parroquia, la del patio de los naranjos, también conocida del Panteón, con un largo desfilar de túnicas moradas y capirotes blancos. Y culmina la jornada, la que antaño era la única del Domingo de Ramos: El Huerto. Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, única obra de dicha iconografía que ha realizado el imaginero sevillano Luís Álvarez Duarte, sale desde la ermita del Calvario para llegar hasta el centro del pueblo, acompañado, como es tradicional, por representantes de la Base Aérea de Málaga del Ejército del Aire, tradicionalmente vinculada a la Hermandad.
Con  la tarde noche del Martes Santo, llega, de nuevo, la sobriedad a las calles de Álora: El Cristo de los Estudiantes, magnífico crucificado de Navas-Parejo y de la Archicofradía de Jesús Nazareno, es trasladado a hombros desde la Parroquia hasta el Castillo de Las Torres por las calles del casco antiguo del pueblo.
En la media noche del Miércoles Santo, tiene lugar el Via+Crucis de la Hermandad de Jesús Orando en el Huerto, en el que el Crucificado que preside la Iglesia de la Vera Cruz, sede canónica de la corporación, es llevado a hombro por las calles del centro del pueblo en oración del Via+Crucis.
Llega el Jueves Santo y con este, una de las jornadas grandes de la Semana Santa de Álora. Salen a la calle cuatro procesiones: La primera de ellas, Nuestro Padre Jesús Nazareno de Las Torres, que, acompañado desde hace más de 50 años por la Brigada Paracaidista, baja desde el castillo que le da nombre, hasta la Plaza Baja, donde se encuentran con las otras dos cofradías. Le sigue el Cristo de los Estudiantes, imagen con jóvenes y abundantes devotos, que igualmente baja desde el castillo. Tras las dos imágenes de Cristo, ya en la Plaza Baja, se suman dos cofradías: La primera, la de María Santísima del Amor y San Juan Evangelista, hermandad que antaño solo tuviese como titular al Discípulo Amado, y es por ello que tradicionalmente se le conoce como la Hermandad de San Juan, una imagen obra de Prados López. Cierra las procesiones del Jueves Santo, María Santísima de los Dolores Coronada bajo palio.
Llegada la mañana del Viernes Santo, tiene lugar la más popular de las celebraciones de la Semana Santa de Álora: La Despedía. Jesús, bajo la advocación de Dulce Nombre de Jesús Nazareno de Las Torres, se despide de María, su madre, bajo la advocación de María Santísima de los Dolores. Esta despedida última entre madre e hijo, este último adiós antes de la muerte del hijo, tiene lugar en la Plaza Baja, antaño plaza principal de la localidad, presidida por el majestuoso templo parroquial. Los tronos de ambas imágenes, llevados por lo general, por unos sesenta hombres de trono cada uno, son portados solo por ocho hombres de trono:. cuatro en cabeza de varal y cuatro en la parte final del varal, nadie más. Los que van en cabeza de varal de cada trono, y ante la señal del mayordono de La Despedía, que cada año es de una o la otra cofradía, según años alternativos, realizan una genuflexión, poniendo la rodilla en tierra por unos segundos, y a una nueva señal del mayordomo, se levanta, realizando este ejercicio por tres veces, acercándose entre sí los tronos cada vez más tras cada una de las genuflexiones. Es una forma única de escenificar el saludo que realmente se ha tornado despedida. Tras esto, los tronos se llenan rápidamente de portadores y la imagen de Jesús Nazareno, es portada por los Paracaidistas, que, llevando el trono girado para que siempre quede mirando hacia Dolores, llevan al Nazareno de Las Torres a un paso vertiginoso hasta el Castillo de Las Torres, donde la Hermandad de Jesús, ya de manera individual, repite el acto de La Despedía solo con el trono de Jesús.
Esta tradición, está fuertemente arraigada en el pueblo de Álora y ha sobrevivido incluso a intentos de prohibición eclesiástica. La rivalidad que antaño caracterizaba la relación entre estas dos Cofradías, a día de hoy se ha tornado en una rivalidad sana y en acicate para el afán de superación y esfuerzo. Y La Despedía, en lugar de escenificar dicha rivalidad, hoy representa justamente el mayor punto de unión y hermandad entre las Cofradías de Jesús y Dolores. Y tal es así, que la Archicofradía de Jesús Nazareno de Las Torres, fue madrina de la Coronación Canónica de María Santísima de los Dolores allá por el año 2000.
Llega la noche del Viernes Santo y con ella, El Silencio: La Hermandad de la Piedad, tradicionalmente conocida como El Silencio, sale desde la Iglesia de la Vera Cruz en un sobrio recogimiento. Tras su paso por la Plaza Baja, y sin solución de continuidad, sale tras El Silencio, la procesión del Santo Entierro, también conocido en el pueblo con El Sepulcro, tradicionalmente vinculado a la corporación municipal y perteneciente a la Archicofradía de Las Torres. Se une tras el Santo Entierro, el cortejo de María Santísima de Las Ánimas, que, perteneciente a la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Las Torres, baja desde el Castillo homónimo para ir tras el Santo Entierro. Pero llega la media noche, y Dolores se viste de Soledad: la imagen de Dolores, bajo advocación de Soledad, sale de riguroso luto en un añejo, pequeño y precioso trono de Navas. Recorre la Soledad las calles de Álora en el más  respetuoso de los silencios. María, madre, llora a su hijo.
Llega el Domingo de Resurrección y la imagen de Jesús Resucitado, de la Hermandad de la Pollinica, cierra las procesiones en Álora. Cristo ha Resucitado. Ha llegado la Pascua, y con ella, ha de llegar nuestro renacer como cristianos.

Álvaro Fernández, cofrade de Álora


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