Histórica jornada la del domingo 10 de noviembre de 2013, en la que ha sido bendecida la nueva imagen del Nazareno Redentor del Mundo, cotitular de la hermandad Mediadora, de Málaga capital.
Las obras de la parroquia del Ave María, que van ya camino de un año, han condicionado que la bendición se haya realizado en un lugar no habitual, como han sido unas dependencias de las Escuelas, que han quedado colapsadas por el numeroso público que ha acudido a la eucaristía de bendición. Como soñar es gratis, el sueño podría haber sido una bendición en la Basílica de la Encarnación, o sea en la Catedral, ya que era por causa de fuerza mayor, aunque la idea no va descaminada y esperemos más pronto que tarde veamos la peculiar cruz del Nazareno estacionar en el primer templo de la ciudad. Quizá en un año más tranquilo y sin tantas celebraciones por el Año de la Fe, que ya acaba, hubiese sido posible.
Y a eso me refiero con el título de esta reflexión. El Cristo viene como el Hijo de la Madre Mediadora, y como todo alumbramiento, acompaña con un pan bajo el brazo, como dice el refranero. En este caso pienso que viene con una triple hogaza.
En primer lugar, la escena enriquece la iconografía local, ya que es la primera hermandad que venera una imagen de tal guisa, con todo el mensaje catequético que conlleva, como ha dicho el párroco Don Santiago en la homilía. El abrazo de la Cruz es poco común en el arte cristiano, y en concreto en el campo de la talla, son escasas estas representaciones, y menos aún con la peculiar posición con la que abraza el Nazareno de las Delicias, siendo de justicia recordar que existe una asociación cofrade local, la de Llagas en el Hombro, con similar estampa, aunque con el matiz de centrarse en la oración de San Bernardo. La iconografía malagueña se suma a las propuestas de otras ciudades como Sevilla, Écija, Córdoba o Antequera, siendo un ejemplo de cómo las nuevas hermandades enriquecen los distintos momentos de la Pasión. La Cruz hunde, arrasa y merma en Nazarenos como el Chiquito o el Rico. En este caso la Cruz eleva, redime y es ofrecida a todos los devotos. La Cruz es Mediación, el futuro Dogma Mariano que defiende la corporación en su cotitular mariana.
En segundo lugar, el segundo trozo de pan lo representa cómo la hermandad crece en devoción, en patrimonio, y esperemos que más pronto que tarde, en número de hermanos, buscando la cifra mágica del millar con la que afrontar nuevos retos. Los cofrades de Mediadora, aparte del Sagrario, claro está, teníamos la visión focalizada a los ojos de la Virgen que tallara por 1997 Juan Manuel García Palomo. Habrá que ir acostumbrándose, y creo que será muy fácil, tener el corazón partío con el nuevo icono que se venera a partir de hoy en el oratorio provisiones de la Av. Sor Teresa Prat.
La imagen del Cristo es rompedora, y asimismo contradictoria. Por un lado, la dulzura y resignación del rostro y por otro, la fuerza de las manos y la zancada, en una peculiar fusión de las escuelas granadina y sevillana, del maestro Navarro Arteaga, que por fin bendice una imagen titular para Málaga, después de la genialidad de sus 3 sanjuanes, tan iguales y tan distintos, como son los de Pollinica, Salutación y Penas. La espera de 16 años ha valido la pena y es todo un referente para el gran número de asociaciones que aspiran a ser hermandad en la próxima década, ya que las prisas son malas consejeras. El Nazareno de Arteaga se une a la nómina de imágenes de gran calidad de las últimas décadas como Redención, Perdón, Candelaria o Llagas y Columna, y encima se le presupone un grado de unción y devoción fruto de una mirada baja, un rostro dulce y gran expresividad de las manos. Algunos hablaban de la fuerza que emana Humillación o de las distancias cortas de Ecce Homo o del Nazareno de Viñeros y cómo se lo han recordado.
El tercer trozo de pan viene relacionado con los anteriores. La bendición del portentoso nazareno, el buen hacer que acostumbra en sus cultos la corporación y su ratificación hoy con el arropo del barrio, es un aval definitivo para el visto bueno de ingreso en la Agrupación de Cofradías, y qué mejor certificación que la presencia del presidente en el acto de bendición y el apadrinamiento de la Archicofradía del Paso y la Esperanza, un peso pesado del procesionismo malagueño. La hermandad igual hubiera merecido el ingreso con un solo titular, pero hoy la llamada en las puertas de San Julián es aún más sonora, y casi al mismo nivel que la de los vecinos de Humildad y Paciencia. El mensaje del Miércoles Santo se puede ver ampliado con un segundo Nazareno, complemento de Jesús el Rico, con el que contrastará en vestimenta, estética y manera de afrontar el madero. El pasado y el presente se darán la mano, en una clara lección de que la semilla cofrade sigue expandiéndose por la periferia malacitana, siendo una realidad viva y en expansión.
Sin duda, un día para el recuerdo, de mucho trabajo para los más directamente implicados, y llenos de emociones en la familia de Mediadora, que poco a poco empezará a ser una gran familia que mirará hacia la Catedral con dos titulares y dos devociones únicas en Andalucía. Enhorabuena a todos. Esto no ha hecho más que comenzar.
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