Sin duda, un gesto de fascismo e incultura ha tenido lugar en la ciudad de Málaga. Se trata de un ataque con pintura y grafitis a algunas fachadas de iglesias y casas hermandad del centro de la ciudad por alguna persona o grupo, que incluye pintadas en contra de la Iglesia y en favor del aborto. En una sociedad democrática, como en la que vivimos, cada persona y colectivo está en su perfecto derecho a expresar sus ideas y opiniones, siempre con respeto y educación y sin atentar contra conciudadanos o contra el patrimonio religioso y/o cultural. Hoy en día, con los avances de internet, cualquiera es libre de opinar y crear corriente de opinión por lo que hacer una pintada en una fachada protegida o en una obra de arte es un gesto vil que descalifica a la persona que lo hace y por extensión descalifica a las ideas que propugna.
Aprovechando la noche y el laberinto de calles del centro se han hecho grafitis con lemas hirientes, con insultos homófobos y deleznables y se han atacado dos murales cerámicos, y en concreto uno de ellos, una auténtica obra de arte, como es el mosaico de la Virgen de las Penas, obra del reconocido ceramista Pablo Romero. Por fortuna el mosaico se encuentra a cierta altura por lo que no han podido cebarse con él, y la fuerza del vidriado escupe sin problemas la pintura, pero roza el surrealismo que estos supuestos gruposfemenazis defiendan a la mujer, atacando a una mujer, o sea a la Virgen María.
El azulejo devocional crece así en su fuerza y esencia de formar parte del paisaje urbano, ya que si los descerebrados/as lo han profanado es porque conocen del significado del mismo, o sea, que les llega el mensaje evangélico que transmitimos los cofrades.
Así, al tirar pintura a un mural vidriado, han insultado y vejado a toda la Málaga cofrade y por extensión a los miles de personas que son ayudadas por las cofradías en estos tiempos de crisis, en la que cuatro descerebrados pierden su tiempo ensuciando la ciudad, en vez de ponerse a repartir comida en algún comedor social.
Y además, mal que les pese a los agresores, seguro que todos los afectados por este ataque, perdonamos la acción, y la miramos con ojos de misericordia, con los mismos ojos vidriados en esmalte y lágrimas con los que los estaba mirando la Virgen de las Penas cuando le tiraron la pintura roja, todo un símbolo de la sangre salvífica del Cristo de la Agonía.
Por otro lado, considero que las asociaciones de mujeres que hay en Málaga deben desmarcarse de estas acciones, al igual que los partidos políticos que tengan el símbolo comunista, ya que se están haciendo pintadas en su nombre, desprestigiando el reconocimiento que han conseguido luchando por sus objetivos y respetando a los demás. Por otro lado, considero que las asociaciones gays deben condenar el uso de la palabra “maricón” realizada en la puerta de la iglesia de San Julián, dirigida a una persona, al igual que lo rechazarían en cualquier medio de comunicación.
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