Aún con los adornos navideños colgando de las calles, los cofrades nos convocamos en el Salón de los Espejos para la presentación del cartel de la Semana Santa, que aún se otea lejana en el horizonte primaveral. Este año le ha tocado al buen amigo José González Bueno, del que podemos afirmar, sin rubor, que es uno de los mejores acuarelistas a nivel nacional. Aún siendo de familia cofrade, Jose no se había prodigado en sus lienzos con el tema semanasantero y hete aquí que nos sorprende con una escena de Lágrimas y Favores en la puerta de San Juan. El trabajo es insuperable, algo que no sorprende a los que seguimos su ya dilatada carrera profesional. Sin embargo al cartel acuden todo tipo de públicos y uno de los comentarios es cómo había allí unas nazarenas descapirotadas viendo salir a la Virgen. Que qué falta de respeto en vez de ir ya portando su cirio por la calle San Juan hacia abajo, como Dios manda. Si me permiten, yo aporto otra interpretación. La procesión está terminando. El cuerpo de nazarenos está ya en San Juan, la Virgen entra de cara al pueblo, y las niñas se han escapado con las túnicas puestas por el Postigo de San Juan (la callecita pequeña que hay un poco más arriba) y están viendo la procesión desde otra perspectiva mientras esperan a sus padres que las recojan justo en la puerta de la tienda donde hacen los capirotes, del bueno de Fernando. Eso sí, los pelos muy arreglados para haber ido con la penitencia del cartón varias horas. Por tanto, homenaje a las mujeres cofrades, que llenan las filas de nazarenos y estas dos se han portado como dos jabatas, con el desliz de escaparse con la túnica puesta, pero seguro que se la quitan cuando sus padres le traigan el chaquetón, que la tarde está fría, y como se ve en el lienzo amenaza agua, y un espectador lleva un paraguas cerrado.
Genial González Bueno, con varios guiños de detallista, como nos gusta a los cofrades. Los personajes del público cada uno cuenta una historia, hay gente de todas las edades, abrigados, mirando fotos, conversando, no son los hieráticos de otros cuadros o de los juegos de ordenador de “los fifas”. La hornacina callejera desaparece en el cuadro, es una licencia del artista, al igual que despejar la calle de gente, que sino no se vería en su esplendor la solería de la calle, perfecta en sus imperfecciones.
Pero lo que ha pasado desapercibido para casi absolutamente todo el mundo, es parte de mi pasión cofrade, el mundo de la cerámica. ¿Dónde está Wally? ¿Dónde está la lona que colocó Fusionadas hace un par de años para tapar un mosaico roto? Pues la lona, aunque parezca increible sale en el cuadro, se ve perfectamente su perfil y se nota que no son azulejos, y casi en un ejercicio imaginativo vemos al Crucificado. Realmente sublime. Además, este guiño es un homenaje del pintor a su buen amigo Pablo Romero, ya que el encargo del mosaico que sustituye a la lona (y que increiblemente lleva más de un año guardado en Fusionadas y aún no se ha puesto) lo hizo Pablo.
Desde aquí mi enhorabuena. Ahora toca disfrutarlo, paladearlo y explicarlo.
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