El paseo por las Atarazanas malagueñas es toda una lección de historia, que discurre entre el periodo nazarí del siglo XIV y las construcciones en hierro y cristal del Diecinueve. En nuestro mercado central se une lo castizo con lo moderno, y encima nos topamos con una impresionante vidriera que no deja de sorprender por muchas veces que la contemplemos.
Pero para sorpresa, aunque más bien diría repullo, la de hace poco más de una semana cuando vi adosados a la reja principal bajo el arco, unos espantosos anuncios de Fanta más propios de un chiringuito playero. Nadie duda de lo bien que sienta una Fanta fresquita con la canícula que se avecina, pero un cero a Fanta Zero y a los responsables de semejante horterada. Aquí tienen las pruebas del delito.
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