En la Plaza de la Constitución esquina Compañía tiene su sede una institución que nos sorprende en su abanico de propuestas culturales. No es otra que el Ateneo de Málaga
En esta ocasión, esta entidad tiene previsto para hoy miércoles 1 de junio una Retrospectiva del director, productor y guionista D. Carlos Taillefer, a partir de las 19.30 horas.
El folleto alusivo informa de la proyección de tres documentales de este afamado cineasta: Por la gracia de Dios (1978), Sin Tiempo (1986) y Fiestas de verano en Málaga (1991). Además se relata una breve pero intensa biografía de este malagueño, licenciado en Psicología y Ciencia de la Información.
Creo que vi por primera vez el documental Por la Gracia de Dios a finales de los 70 o primeros de los 80, y me dejó impactado y sobre todo muy mosqueado (con 15 años y cofrade con cierto desapego por entonces) por la crítica tan mordaz del autor a la Semana Santa y al espectáculo callejero que la rodea. Creo recordar que años después se proyectó en el entonces llamado UHF y que muchos lo grabamos en video, incluido un posterior coloquio con el autor.
Está claro que hubo una clara intención, aparte de la calidad de la obra, los planos, el ritmo del guión, etc. (que él mejor que nadie tal vez comente hoy en el dialogo tras los documentales) pero sobre todo siempre me he preguntado por los motivos que le llevaron a ser tan incisivo, y si era necesaria semejante crueldad, como fue, por ejemplo, poner fondo musical circense al paso del Nazareno del Rico.
¿Qué se pretendía con aquel trabajo? ¿Atacar y destruir o intentar mejorar? ¿Tan mala imagen tenían las cofradías de entonces? Siempre he pensado, que si la misma vara cinematográfica de medir se tomara (por ejemplo) con una reunión sindical, la Romería del Rocío, la Fiesta de los Verdiales, una corrida de toros, el parte de guerra de los heridos de San Fermín, los lesionados en las torres humanas catalanas, la contaminación atmosférica de las cenizas de las fallas, el Concurso del Carnaval, o por ejemplo losindignados de la Plaza, podríamos acabar con los cimientos de la propia civilización.
Todos somos fruto de una época y tal vez a finales de los 70, en plena ebullición de la Transición tocaba atacar a las cofradías y por extensión a la Iglesia desde ciertos ambientes intelectuales. Algo parecido, por cierto, a la línea de los últimos años, tanto en informativos como en las series, donde cualquier cura o monja es siempre un personaje caricaturizado .
Eso sí, en un pequeño comentario del folleto se dice que el documental trata de cómo en nuestro país se utilizan una serie de fiestas populares en beneficio de unos pocos, haciendo desviar su auténtico y profundo sentido. ¿Qué pocos se benefiaban de las procesiones de 1978? ¿Hubiese rodado el mismo documental si el encargo hubiera partido de la propia Agrupación?
A mi, con el paso de los años, me gustaría que esta magnífico cineasta rodase una segunda parte, tal vez llamada Por la Gracia de Dios en el siglo XXI en la que narrase la realidad actual de culto, formación y sobre todo labor asistencial de las hermandades (desde Caicara del Orinoco al Cotolengo pasando por Caritas y tiro porque me toca) .
Modestamente creo este artista ha adquirido cierta obligación moral (valga la expresión) de contar toda la película y así ver qué visión tiene de nosotros, los cofrades del siglo XXI, incluidos los más jóvenes, los cibrecofrades (que haberlos, haylos) porque hay una generación de malagueños que hemos crecido en los varales, bebiendo agua del botijero, nunca mejor dicho, aunque a veces se le eche unas gotitas de anís para quitarle el sabor a cloro.
Interesante el documental, ya que como dice mi buen amigo Miguel Gálvez, aparecen imagenes de bandas de cornetas desaparecidas, y además se puede ver cómo ha evolucionado la ciudad en su urbanismo, cómo vestía la gente de entonces, cómo han variado muchos tronos e imagenes titulares, pero sobre todo, la esencia de todo aquéllo de 1978, lo mismo que en 2012, sigue siendo la misma, el amor a Jesús y Su Madre.
Que los más jóvenes intenten acercarse hoy por el Ateneo. El documental puede servir de reflexión del tesoro que tenemos entre manos.
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