Una procesión fuera de fecha a horas extrañas da juego para escenas curiosas, emotivas o hasta surrealistas. Una de las de ayer ocurrió en el margen perchelero del Guadalmedina, viendo pasar a la Gitana por el pasillo de Santa Isabel. Más o menos esta es la foto.
Pues bien, había un grupito de treintañeros bien trajeados, tomando copas en un bareto de moda donde está la pérgola y uno de ellos, un chaval que tenía pinta de hombre de trono de varal interior, se sale del grupo y se pone a mirar a la Virgen en la distancia del río. Yo junto a él grababa un video y hacía fotos raras como la de arriba.
Entonces empezó el cachondeito de un par de muchachas en estado de merecer (sin mascarilla creo y aspirantes a subir las cifras del ómicron) riéndose del chaval porque estaba emocionado mirando el trono. Algunos comentarios de que si estaba llorando, que rezara, que no sé qué, etc. todo adornado por los efluvios del alcohol, claro está.
El joven mantuvo el tipo y pasó olímpicamente de ellas. Yo estaba haciendo un video y no quise hablar pero me dio ganas de entablar conversación con él y felicitarlo por su templanza. Es más le iba a decir que se viniera a ver la histórica subida por la avenida de la Rosaleda y pasara de tanto ómicron, que nosotros íbamos todos con mascarilla y perfumados de incienso.
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