La hermandad del Carmen de Huelin vive tiempos de evolución, de mejora, con una joven e inquieta junta de gobierno que este fin de semana ha sorprendido a feligreses y vecinos con una nueva faceta cultual: la del Rosario de Ánimas.
Lógicamente aún hay detalles que pulir (capilla musical, mejor sonoridad de los rezos, organización previa, etc) pero sin duda dejó un buen sabor de boca en este histórico primer Rosario de Ánimas, que seguro en pocos años se convertirá en todo un clásico, al nivel de su modelo previo perchelero.
Un nutridísimo grupo de hermanos y vecinos con cirios, seguramente muchos de ellos portando por primera vez una vela, en una simbólica dualidad alegría/rigor entre julio y noviembre, con cambio de trono, color, músicas y vestimentas, ya que del castizo ropaje de marengo se pasa al traje de chaqueta, con el nexo común de la medalla corporativa.
La Virgen del Carmen de Huelin por primera vez en la calle con candelería y trono de 4 varales llevado por mujeres, en un tremendo contraste con el tórrido sol de calle Princesa cada verano. Salida desde San Patricio pasando por calles casi "imposibles" de macetas, y complicado cableado, el Huelin profundo de Altamira, Valera u Osorio.
Una jornada histórica donde fueron acompañados corporativamente por la hermandad Mediadora (que dirigió el Rosario) y el grupo parroquial de Lágrimas del Carmen. Se vaticinan años muy cofrades en Huelin. Se instituye una "trilogía rosariana" en el otoño con las 3 vírgenes. La espera ha valido la pena.
Finalmente, 3 anécdotas dignas de mención:
1.- La cara de asombro y sorpresa de los miembros de las comunidades neocatecumenales, que al terminar su celebración en sus salones de San Patricio, conocieron por primera vez el rigor y la seriedad del Carmen de Huelin. Seguro que ayer se desmontó más de un mito al comprobar el sentido cristiano de una puesta en escena en la calle con rezo público. Sin duda esto servirá para un mayor acercamiento y fusión entre la realidad cofrade y la neocatecumenal. Ayer en San Patricio unos rezaron con guitarra y otros con tambores roncos.
2.- Una señora en calle Mendoza (pareciera de origen ruso) que en la puerta de un Apartamento Turístico se quejó de que se "ensuciara" el suelo con gotas de cera ya que al día siguiente recibía visita por un cumpleaños. No era el momento de explicarle a la buena señora la simbología de la luz cultual y que la vía pública es eso: pública, más aún cuando la cera cae sobre manchas de aceite de coches. Y sobre todo que más que limpiar debería presumir al día siguiente de las gotas de cera ya que su AT adquiere una plusvalía por el paso de un cortejo por su puerta. Le vendría bien la parte del pregón de Antonio Banderas que habla de las gotas de cera perdidas en el pavimento.
3.- El vecino que se vistió de marengo ante el paso de la Virgen a la puerta de su casa. Todo un símbolo de la dualidad cultual del Carmen.
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