En otoño del pasado año compartía la reflexión en mi blog sobre la importancia de la Alameda para las procesiones y cómo combina a la perfección la zona de sillas con el público libre, habiendo sido un referente para varias generaciones de familias que bajan de todos los barrios para ver las procesiones.
https://botijeromalaga.blogspot.com/2021/11/el-recorrido-oficial-ro-del-2022.html
Tras el debate abierto sobre el futuro del RO se oyen voces que piden un recorte del RO, y frente a ello, ideas contrarias de la reunión con el Alcalde de ampliarlo completamente a toda la Alameda.
El recorte del RO solo tiene una opción que es acceder a la Alameda a través de Puerta del Mar, perdiéndose un amplio número de abonos y sobre todo, dejando la Alameda procesionable en solo un tercio.
Si el actual recorrido es de 1.170 metros, el que se habilitaría con el recorte quedaría en 950 metros, perdiéndose un importante número de sillas por cuantificar, algo que parece inviable, visto que mantener el aforo parece algo innegociable. Además, esta pérdida de aforo acercaría el mismo al número de sillas del RO antiguo, y asimismo apenas aliviaría los impedimentos de movilidad en su entrada o salida, y obviamente sólo aliviaría en el espacio de retirada de sillas como el entorno del mercado.
Frente a este recorte, y según la prensa, el Sr. Alcalde pone sobre la mesa la ampliación del trazado hasta calle Ordóñez y ampliar así al total de la Alameda, como ha sido lo habitual desde mediados del siglo pasado. Es obvio que no aprovechar la Alameda en su integridad es un desperdicio, ya que la situación actual, sobre todo por la noche, del espacio inicial es desoladora, de vacío.
En el caso de una ampliación del RO al total de la Alameda, el mismo quedaría en unos 1.470 metros, casi kilómetro y medio, en el que se emplearía más de dos horas y media, algo que se antoja a botepronto como un absurdo y un encorsetamiento abusivo de las hermandades, y casi un imposible para cofradías como la Expiración, Misericordia o Mediadora. Ayer se oyeron voces de que el actual RO es excesivamente largo, por lo que esta iniciativa es directamente absurda y fruto del desconocimiento de la realidad. En este hipotético caso, el embolsamiento de público libre sería aún mayor y el rodeo que habría que dar hasta llegar de un lado a otro, si no se quiere esperar en los pasos habilitados sería superlativo.
Por tanto, y vista las dos opciones, la actual desaprovecha media Alameda; la que recorta, anula prácticamente toda la Alameda; y la que la amplía a su totalidad, es directamente inviable.
Así, la Alameda y el nuevo RO son irreconciliables desde el punto de vista del trazado.
Querer un uso total de la Alameda, como es lo lógico tras la terminación de las obras del metro, obliga a regresar al RO antiguo (con sus lógicas mejoras) o bien apostar por modelos que liberen calle Larios de sillas y se continúe por la Marina, Cortina del Muelle y entorno Catedral, como referencio en el artículo enlazado al principio en los apartados 3 y 4.
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