Articulo de Mar González en este enlace: https://revistaelobservador.com/.../16965-una-magna...
Estimada Sra.: Pese a compartir gran parte de lo afirmado su artículo, sobre todo lo concreto a la "parquetematización" del centro de la ciudad, la huida de población del centro, el acoso al ciudadano frente al turista (véase el distinto rasero de la Policía con un malagueño o un guiri en bici) o el maltrato al urbanismo o al patrimonio, y ahí tiene mis habituales críticas al Hotel del Hoyo de Esparteros o “Mamoneo”, o las últimas destrucciones o desapariciones cerámicas en las calles Granada o Mosquera, permítame que discrepe con datos concretos de algunas de sus afirmaciones, en este caso desde mi perspectiva de ciudadano/contribuyente y cofrade de base, uno más de los 80 mil de cuota en Málaga. Por tanto no le respondo en nombre de ninguna entidad o institución.
1.- Afirma Vd. Ingeniosamente, hay que reconocerlo, lo de "magna desigualdad", pese a ser todo lo contrario. Le invito a que eche un vistazo al variopinto pelaje de las cofradías, donde cabe desde un notario a un parado, desde un funcionario a un taxista, desde un famoso actor de Jolivú a un vendedor del rico koki de la Palmilla. O sea, que las cofradías, o sea, la Iglesia, vertebran a la ciudadanía. No es una opinión, es un dato verificable. Por tanto, es "magna igualdad". Patento la idea y regalo los derechos.
2.- Su crítica del uso de recursos públicos (ocupación espacios públicos, limpieza y seguridad) para que unos terceros tengan beneficios es estéril y permítame que le diga que también es demagógica, rozando lo ramplón. Le aclaro su error con varios ejemplos: La típica manifestación del 1º de mayo, o la del 8 de marzo de la mujer, tribuna para lectura de proclamas incluida, es una ocupación similar en base a la expresión de un derecho fundamental. Si los sindicatos o los grupos feministas decidieran poner sillas para ver pasar los lemas de las pancartas o los grupos de batucada sería igual de legítimo, y obviamente también ensucian, genera decibelios, necesitan orden de tráfico y ocupan espacios.
Lo mismo le digo de las pruebas deportivas (maratón, mediamaratón, cuarto y mitad de maratón, (modo broma), carrera de los colores, de la igualdad, de la mujer, de la mascota, día del patín, de la patineta, de la bici, y así un largo etcétera, muchos de ellos promovidos privadamente y que también tienen un beneficio directo o indirecto para terceros, a veces camuflados en solidaridad. Esos también ocupan espacios públicos y generan gastos y supongo que esos no los criticará. Por ejemplo, la puerta de mi urbanización, en Huelin, queda llena de cientos de botellas y vasos de plástico tirados por los suelos, y la salida del garaje está inutilizada durante horas, algo por cierto, que me parece magnífico ya que yo mismo soy participante de esos eventos en ocasiones.
Por lo tanto la única diferencia entre una procesión y una media maratón es que las primeras ponen sillas de pago (muy barato por cierto) porque ofrecen un espectáculo que tiene ese mercado concreto. Por lo demás, todo es igual, aunque haciendo números, la repercusión directa en las arcas municipales es mayor en las procesiones porque el “producto” es más específico, ya que pruebas deportivas se pueden ver en cualquier capital europea desde Malmö a Londres, pero la Virgen de la Paloma con su inigualable retablo andante dorado, sólo procesiona en Málaga (valga la comparación). Los mismos ejemplos valdrían para el Carnaval, el Orgullo Gay, el Orgullo Hetero, el Jalouin, el Festival de Cine, el día del pescaito, el del gazpachuelo, el festival de la tapa o de la media ración, etc. etc.
3.- Con respecto a su afirmación de que las entidades religiosas son las principales beneficiarias de las ayudas por parte del ayuntamiento, por no hablar de sus numerosas exenciones fiscales, es rotundamente falsa. Le insto a que, como representante política que es, acceda a los datos oficiales y compruebe el dinero que de nuestros impuestos se deriva para el Museo Ruso, el Thyssen, el Pompidou, el Festival de Cine, la Feria, las peñas, diversas fundaciones y así un largo etcétera de múltiples mamandurrias.
Es de justicia reconocer la cesión de suelo público para la construcción de casas hermandad, pero tampoco es algo excepcional porque revierte en la calidad del entorno. Daría para un ciclo de conferencias la mejora de calle Frailes o del entorno de El Ejido o del Pasillo de Guimbarda o de Pozos Dulces con las nuevas edificaciones, que generan movimiento de personas, seguridad, comercios, plusvalías, referencias, etc.
Pero es más, la participación ciudadana directa y gratuita en las procesiones está a años luz de la aportación de voluntariado en otros colectivos. O sea, que pocos trabajan gratis en un festival de Cine o en un museo frente al ejército de voluntarios que hay en las cofradías, desde los más jóvenes hasta jubilados, hombres y mujeres obviamente. Voluntarios de todo tipo. desde los que cogen un trapo a los que administran una red social, pasando con los que llevan las cuentas o los que administran un columbario.
4.- Continúa Vd. en el error al intentar crear el mantra de la privatización de las procesiones. Todo lo contrario. Le doy datos concretos para de nuevo sacarla de su error. De las 7 u 8 horas que un cortejo está en la calle, sólo 1 ó 2 está en zona acotada, mucha de la cual tiene espacios posteriores libres para verla de modo gratuito. Si me permite la comparación, en el Festival de Cine, si no paga Vd. o tiene un contacto, no puede ver películas y como mucho estará detrás de una valla para ver pasar a un famosete con los gastos pagados por la alfombra roja. Si un señor se pone a vender kokis junto a los famosetes seguro sería echado por la seguridad del evento porque daría una imagen de precariedad, al contrario que las procesiones que son populares, frente al supuesto glamour cinematográfico.
Además, los previos y posteriores a los procesiones ofrecen el espectáculo gratuito de ir a visitar los museos/casas hermandad de las cofradías, financiadas, mantenidas y vigiladas por los propios cofrades. Le doy un dato: Si un turista ruso llega a Málaga, tendrá que pagar por visitar un importante número de museos, pero entrará gratis a ver los tronos de Estudiantes o Sepulcro, por ejemplo, o sea, que las cofradías aportan una plusvalía al paquete turístico de la ciudad de manera desinteresada. Mejor no le hablo de la aportación cultural de la azulejería devocional en plena calle porque me vendría arriba, y no es plan, pero podemos presumir en Andalucía de estar al nivel de ciudades museo como Florencia y su inigualable Piazza de la Signoría.
Y sigo. Supongo que sabrá que de nuestros impuestos se detrae dinero para actividades deportivas. incluido el fútbol de élite. Pues bien para poder verlos quizá tenga que inscribirse en una plataforma televisiva, mientras que las procesiones regalan la señal televisiva y no cobran por ello ningún tipo de derecho. Así, las cofradías benefician en especial a las cadenas locales de televisión, PTV, 101 TV Canal Málaga, tanto privadas como públicas, y así también a televisiones autonómicas y nacionales, por no hablar de los videos en youtube que echan humo por estas fechas.
Por tanto es un espectáculo gratuito para todo el mundo con una innegable repercusión publicitaria de la ciudad y sus espacios más emblemáticos. Algo parecido, pero pagando, por ejemplo, se hace con las retransmisiones de ciclismo, donde los ayuntamientos, todo hay que decirlo, seguramente pasan por caja para que el comentarista de turno cite el pueblo y se vea una vista aérea del campanario de la iglesia.
5.- Y finalmente, otro error es su intento de asociar sillas con gente pudiente y bordillos de acera con gente popular. Muchos miles somos los malagueños, cofrades o no, que podríamos pagarnos un abono de silla pero no nos interesa estar sentados. Más bien es una opción familiar, de personas mayores y ahora una oferta turística de primer orden, un bien escaso con el que se pueden beneficiar los hoteles si lo gestionan sabiamente con la Agrupación. Es como si llegas a Londres y ves en primera fila el cambio de guardia, pues aquí lo mismo pero con los legionarios el Jueves Santo.
Es más, el precio de una silla o un abono es irrisorio en relación al tiempo de oferta de espectáculo, si lo compara Vd. con lo que vale una entrada de fútbol o basket, que sí o sí tampoco podrá ver por tv de manera gratuita.
En resumen, amiga Mar, pincha Vd. en hueso. Comete un error táctico si se enfrenta a los cofrades. Yo mismo podría ser en un futuro votante suyo por lo que no vea a los cofrades como un enemigo a batir, caña al mono que es de goma, sino que somos Iglesia en salida en el siglo XXI. No tenga miedo ni complejos de hablar cara a cara con los cofrades. Tal vez usted algún día forme parte de una junta de gobierno o de una fila de nazarenos o portadoras, ya que la mujer es avanzadilla en este mundo y no hoy en día sino desde hace décadas.
No se deje engañar por las cifras de lo recaudado por las sillas, irrisoria si lo comparamos con otros gastos de todo tipo. Los cofrades, con nuestros errores y virtudes (que de todo hay) somos una plusvalía para la ciudad, y no solo el 30 de octubre, sino que lo hemos sido durante la pandemia, porque como dice el lema de Caritas, “antes, durante y después de la crisis”.
Amiga Mar, le tiendo la mano, con el guante nazareno y quedo a su disposición para seguir analizando esta apasionante cuestión. Expectante espero su pronta respuesta. Rectificar es de sabios.
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