domingo, 9 de julio de 2017

Málaga, parque temático turístico kitsch, capítulo 32. Ya mismo cortan los árboles.

Está claro que la usurpación al ciudadano de la calle Bolsa es patente. La inmensa sombrilla acaba con los rayos del sol y con el espacio, que queda reducido a un pequeño hueco, por el que no pasarían dos sillas de rueda en sentido contrario. Para colmo, diverso material del negocio se acumula en la otra acera. Fíjense como hasta el parterre del árbol ha sido tomado por un espantoso macetero.

¿Para qué gastar tanto dinero en un acerado de calidad? ¿Para que sea usurpado por los bares?

  

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