Se trata de un trabajo que aún no se ha hecho público, aunque he tenido la suerte de verlo en distintas fases de su realización, que ya se encuentra adosado a la pared oriental del recinto de Santo Domingo, justo junto a la puerta de las dependencias anexas a la capilla de Dolores del Puente.
El mosaico está ahora mismo tapado con unos plásticos negros, y lo primero que llama la atención es el motivo por el que se ha colocado con tanta antelación. Supongo que alguien nos lo podrá explicar, aunque está claro que se trata de un espacio protegido (aunque moderno) dentro de un BIC, o sea, un Bien de Interés Cultural, que gracias a las cofradías que tienen su sede en la parroquia, no cayó en la desidia de los años 60 ó 70, fruto de la especulación.
Pues lo dicho, a día de hoy, tenemos los dos magníficos murales del Paso y la Esperanza, y a su derecha, un mosaico tapado de la Congregación. Y aquí viene la madre del cordero. Todo nuevo añadido debe adaptarse al entorno donde se ubica, y si se fijan en la fotografía, el nuevo mural está en un plano inferior al de la pareja de piezas antiguas, creando un contraste desafortunado, ya que la visión conjunta es notoria desde la orilla contraria del Guadalmedina.
Está claro que el mosaico de Mena hay que subirlo y ponerlo a la misma altura que los otros, y no adosarlo pensando sólo en la entrada de su sede, y ello, claro está obliga a mover la farola actualmente existente, y quizá en pensar la colocación de otro retablo al lado contrario de la puerta para crear una perfecta conjunción de 4 piezas, todas ellas de un gran valor artístico, a la misma altura, del mismo tamaño, con la misma iluminación, y quizá sendos tejadillos.
La Congregación está a tiempo de rectificar. Seguro que lo hacen. Málaga, ciudad de contrastes, de magníficos retablos cerámicos y de grafitis cosmopolitas en el lecho del río.
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