domingo, 21 de abril de 2019

Los seguratas y las procesiones.

Comparto 3 momentos surrealistas vividos este Domingo de Resurrección, el día más flojito de público, por cierto, como todos sabemos.

En general son buenos profesionales, pero está claro que deben tener claro qué ordenes reciben y siempre aplicar el mismo criterio con todo el mundo.

1.- Guardia Seguridad en la puerta del Málaga Palacio. Mosqueo de una señora porque no le deja pasar por una valla que hay detrás de las sillas, mientras dejaba aleatoriamente a quien le daba la gana. Tuvo que intervenir la policía local.  Como anécdota el amigo Alejandro Marina, sin ningún tipo de acreditación pasó sin que le dijesen nada. Le cuestioné al segurata qué criterio tenía para dejar pasar a unos sí y otros no. Aún estoy esperando la respuesta.

2.- Guardia Seguridad en los palcos de Molina Lario (tuve que dar un rodeo por la estatuta de Herrera Oria). Los palcos literalmente vacíos al paso de los nazarenos de la Reina de los Cielos. Detrás, un grupito de unas 30 personas. Le pregunto si podemos entrar a sentarnos para rellenar ya que queda muy feo en tv ver los huecos. Me dice que sus instrucciones son que no, que en las sillas sí se puede "colar" gente pero que en los palcos no.  Él mismo me reconoce que no tiene sentido pero que son las órdenes que ha recibido. El señor muy correcto, por cierto.

3.- Guardia de Seguridad en la esquina Granada-San Lucía. O sea, fuera del RO. El tipo actuando de matón tipo película de Clin Eastwood se pone gallito con un joven, me suena su cara de vista del mundo cofrade, y le chulea para que se quite de una esquina que no estorba. Creo que llega a tocarlo. El tipo de malas maneras, en plan macarra portero de discoteca a las 3 de la mañana. Lo tengo grabado, ya lo subiré.

Esto abre un debate sobre qué autoridad tiene un segurata de la Agrupación (porque supongo que será contratado por San Julián) fuera del RO. Está claro que no teníamos ganas de follón, ni de discutir ni de perder el tiempo con este cenutrio, pero se podría haber liado una gorda. Me lo imagino en jornadas con más público. Es surrealista que te echen de la vía pública un tipo con un peto que se cree el dueño de la calle. Para colmo se puso vacilón con unos extranjeros que no entendían sus indicaciones y se puso en plan dar gritos. Sencillamente lamentable. Eso no es Málaga acogedora con el turismo.  Espero que para próximos años los seguratas estén identificados con un número y que tengan claro cual es su misión. Ponerse chulos en calle Santa Lucía, seguro que no lo es.



Saludos.

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