Me mandan esta copia de una nota interior del Ayuntamiento de Málaga, en la que se dictamina que se van a retirar los símbolos religiosos y políticos de los espacios públicos de la dependencia de Urbanismo. Se da un plazo de diez, días, ni uno más ni uno menos. La orden es tajante.
Llama la atención como la notificación no tiene una base o argumento. Es tan absurdo como si en el plazo de diez días nadie vestido de amarillo pudiera ir al trabajo, o ninguna persona que se llame Gregorio podrá acudir por las oficinas públicas. Por tanto, el escrito deberá explicar el motivo para ello y dar un plazo de alegaciones.
Aparte de este absurdo, ya que no hay nada más tonto que uno de derechas imitando ser progre rancio, habrá que determinar qué es un símbolo o imagen religioso y político. O sea, el escrito no pone religioso y/o político, por lo que están censurando unos símbolos muy específicos.
Aparte de este error de redacción, todo esto me recuerda a la Guerra de los Carteles que padecí hace unos años en la Tesorería General de la Seguridad Social en Málaga. Coloqué un cartel de Oración por la Vida en la columna que hay justo delante de mi mesa, y algún compañero supuestamente se vio herido en su sensibilidad (ya que depende de qué vida, cómo y cuando) y se declaró una lid en la que finalmente hubo que quitar (por un tiempo) todo tipo de carteles de las oficinas, y sólo quedarnos con el cuadro del Rey. Si no se quieren símbolos religiosos, por qué voy a tener que tragarme una publicidad de Unicaja en un calendario. ¿Por qué voy a tener que soportar un paisaje del pueblo natal de fulanito? o peor aún un poster de la Duocédima.
Está claro que el buen ambiente de trabajo es fundamental y sobre todo se arregla con el diálogo y el consenso, y ahora mismo tengo delante de mi mesa un calendario del Papa Francisco que me regalaron de Roma. ¿Lo tengo que quitar? ¿Si fuese del Orgullo Gay sí vale? ¿o si es de bomberos reivindicativos, sí?
Cuestión aparte es tu espacio privado, o sea, la mesa, y los fondos de pantalla de ordenador, donde puedes poner elementos personales, ya que aunque tienen una proyección pública, tienen una dimensión privada.
Por tanto, amigo Paco de la Torre, último responsable de esta historia como alcalde que es, atrévase a quitar del escudo de Málaga a los Patronos Ciriaco y Paula y quite el festivo 8 de septiembre, y busque unas fiestas asépticas, sin tintes religiosos. ¿Se atrevería? Y claro, menos tocar las campanas de los tronos para salir en la foto.
Y lo dicho, porqué sólo los elementos religiosos y políticos. ¿Qué pasa con las alusiones sindicales, culturales o deportivas? Quitémoslo todo y dejamos los espacios públicos como las estanterías de un supermercado en Venezuela.
Además, todo está lleno de matices en gris. Las cosas no son blancas o negras, y así un cuadro del Cautivo puede significar mucho más que una imagen de Jesús, es el símbolo de un barrio deprimido, de la gente humilde de Málaga, de la solidaridad de una cofradía, la historia de un pueblo, etc. etc.