jueves, 14 de enero de 2016

Diferencias irreconciliables.

Juanma Quiñones es un personaje entrañable del mundo cofrade malagueño. Juanma es personaje pero sobre todo persona, con sus luces y sus sombras, como todo hijo de vecino, pero sobre todo ha destacado estas dos últimas décadas por una ingente capacidad de trabajo, por su ilusión, su iniciativa, muchas veces incomprendida, por su torrente de voz en el Rosario de la Virgen de los Remedios,  y que ha tenido y tiene sus mayores referentes en los altares del Corpus (a veces con más difícultades que montarlos en el Estado Islámico), la Vírgen del Tránsito, y cómo no, su Virgen de Dolores y Esperanza.

Hasta ha acuñado conceptos propios. Una vez oí hablar de una quiñonada o del adjetivo monaguillesco, eso sí, con cierto aire despectivo, por parte de un reconocido cofrade. Reconózcanme que pocas personas pasan menos desapercibidas que Juanma.

Y aplico el pronombre posesivo "su" ya que todo el mundo sabe que esta querida hermandad, flamantemente agrupada el Domingo de Ramos de 2015, tiene su origen en una procesión infantil que Juanma organizaba en la zona de Ollerías, con más ilusión que acierto, y que poco a poco fue tomando forma al mudarse al populoso entorno de calle la Unión y entrar en una parroquia.

Y la hermandad va creciendo, se supone que siempre para bien, y luego llegó el Cristo con su grupo escultórico, la casa hermandad, el apoyo del barrio y la bajada al centro. Lógicamente entra gente nueva, savia renovada, pero Juanma es, será siempre la referencia de un proyecto que desde la nada se convirtió en una feliz realidad. Negarlo es negar una evidencia.

Horas de trabajo de bordado, miles de km. recorridos para vestir la Virgen, muchos desvelos, casi una vida con Dolores y Esperanza, que es casi como su Madre, quitando el casi, la madre que no disfrutó pero que la tiene en mayúsculas, entronizada, y él junto a ella en la gloria del techo de palio, con el lienzo de Maribel Lozano, que representa las Ánimas del Purgatorio  y la devoción nazarena a la Virgen carmelita.



 El miércoles nos desayunamos con la extraña noticia de que por unanimidad la junta de gobierno lo destituye del cargo de vestidor por diferencias irreconciliables. Sí, sí, diferencias (algo lógico por otro lado) pero irreconciliables, (algo ilógico en un colectivo cristiano). Hasta Jesucristo perdonó a sus verdugos.

Nadie es imprescindible en este mundo y tampoco en las cofradías. Y si tocaba un relevo en el vestidor pues bienvenido sea, siempre que sea decidido por una junta de gobierno por un motivo objetivo. Pero de ahí a dar un comunicado que informa la destitución, sin indicar quien es el nuevo vestidor, recuerda a algunos desencuentros entre presidentes y entrenadores de equipos de fútbol.
Las maneras son muy importantes y Juanma no se merece salir por la puerta falsa, de manera irreconciliable, algo con más delito en el Año de la Reconciliación, el Año de la Misericordia.

Por tanto, con todo cariño, tirón de orejas a los responsables de redactar el comunicado con estas diferencias irreconciliables, que supongo que no lo son, y que si lo fueran, tampoco hay que decirlo de esa manera, ya que los trapos sucios mejor lavarlos en casa y no airearlos.

Ánimo y al toro que la Cuaresma está ahí, y de nuevo el reto de bajar al centro y regresar desde tan lejos, contando con todos, absolutamente con todos, y dejemos la diferencias irreconciliables para los rencorosos o duros de corazón, no para los cofrades, que podemos tener diferencias, pero siempre con dialogo y espíritu de caridad y misericordia.

Por cierto, Conciliación, qué advocación más bonita para una Virgen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario