Sin duda es una gran noticia que Medinaceli opte a ser la cofradía agrupada número 42. La parroquia de Santo Tomás de Aquino, la zona de Martiricos y el entorno del barrio de la Roca y el puente de Armiñán se incorporan al ente de San Julián, sumando en una demostración de que hay vida cofrade en nuevos barrios, a lo que se le une el valor añadido de su intención de hacer Estación en la Catedral.
Ahora toca seguir el conducto reglamentario para estudiar si esta querida corporación del Viernes de Dolores cumple los requisitos exigidos, que a saber son: estar eregida como hermandad, tener sede en una parroquia, y además unos mínimos humanos, patrimoniales, formativos y caritativos, sin olvidar una experiencia en cultos externos.
Si el listón lo puso Mediadora, entonces con un solo titular en la calle, poco más de un centenar de nazarenos y un patrimonio emergente de calidad y muchos proyectos por hacer en la próxima década, está claro que los de Martiricos podrán ser la primera del Martes Santo, enriqueciendo aún más esta jornada.
De histórica se puede definir la visita de su hermano mayor, y la recepción con luz y taquígrafos del presidente y sus directivos ratifica la política de puertas abiertas de la Agrupación. No podía ser de otra manera. Donde caben 41 caben 42, y muchos más si es necesario.
Y a eso me refiero, Medinaceli entra en un tiempo de espera, donde la prudencia en las declaraciones y las acciones debe ser su mayor aliada.
En estas cuestiones las prisas son malas consejeras, ya que 2017 es utópico para un ingreso porque hay directivas agrupadas que necesitarán informes de primera mano de cómo Medinaceli se desenvuelve en la calle, y no sólo en la salida sino tras muchas horas de procesión, a lo que se une el galimatías de las obras del metro y cómo quedará el recorrido oficial. Por ello, tal vez 2018 sea el año propicio, si se cumplen los requisitos, siendo el Viernes de Dolores de 2017 cuando se pase el examen de reválida en las calles, ya que muchos ojos estarán puestos en ellos.
De ahí, que no es de recibo meterse en un jardín afirmando que con su ingreso se entra en un ciclo de 20 años, una travesía en el desierto, en que no entrará ninguna otra hermandad. ¿Por qué da Medinaceli un portazo tras su futura entrada? ¿En que datos se basa para hacer semejante afirmación? ¿Ha consensuado esta afirmación con el resto de prohermandades? ¿Es consciente de cómo pueden sentar estas declaraciones?
No es momento de hacer comparaciones ni citar otros grupos parroquiales o asociaciones de fieles, pero junto a Medinaceli hay trabajando en una decena de barrios distintos proyectos cofrades que seguramente también podrían aspirar a ingresar en San Julián, y que en muchos casos superan a los de Martiricos en patrimonio y número de hermanos, y a los hechos me remito de norte a sur y de este a oeste en Málaga, con el único matiz de que se encuentran en una primera fase estatutaria, siendo ésta, seguramente, la variable cofrade más aleatoria y casuística y que en muchos casos define menos la esencia de un grupo de cristianos que trabaje en clave cofrade.
Por tanto, querido amigo Enrique, no cierres de un portazo tras vuestro ingreso, ya que hay parroquias como Virgen del Camino, Goretti, la Trinidad, Corpus Christi, San Patricio, la Visitación, San Jose Obrero y otras más, que están trabajando muy duro en clave cofrade durante todo el año y que no se merecen estas declaraciones, ya que seguro son los primeros que se alegran de vuestro ingreso.
Por tanto, y en resumen, enhorabuena, a trabajar para el futuro ingreso y ante todo prudencia y sabiduría, sin olvidar los orígenes y a las corporaciones hermanas de las vísperas, que también son Iglesia. El avance se fundamenta en nunca olvidar de donde se proviene, ya que seguro vuestro gesto abre puertas y renueva ilusiones de otras corporaciones de barrio, que quizá también aspiren a este legítimo anhelo de hacer Estación en el primer templo y a las que solo le falta la premisa burocrática de una aprobación estatutaria, tan relativa como azarosa en más de un caso.
