En pleno centro de Málaga, en una ciudad abarrotada de visitantes, nos encontramos con esta patética estampa. El pequeño patio de entrada a la Abadía del Císter, donde se veneran las imágenes de la cofradía del Sepulcro y se halla el nuevo centro de estudios teológicos, siempre hay un montón de cajas y sillas amontonadas de un bar cercano.
¿Es esto lícito? Es de una cutredad suprema. Esperemos que la autoridad competente tome buena nota.
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